En España se está intentando implantar en lo más profundo de la mente de los jóvenes la idea de que emprender es la panacea de todos los males financieros.
Así vemos a cientos de jóvenes (y no tan jóvenes) abriendo y cerrando empresas a lo largo y ancho del territorio español regando con sus cadáveres las cuentas negativas de la seguridad social. Porque todos, terminan siendo zombies de una sociedad a la que deben dinero que no pagarán en toda su vida.
Estos muertos vivientes (financieramente hablando) seguirán intentando prosperar a fuerza de abrir otras empresas a nombre de parientes, en pruebas de acierto o error hasta llegar, si llegan, a ganar dinero con su emprendimiento. Hasta entonces se rodearán de una galaxia de organizaciones, gurús, centros, publicaciones y eventos destinada a hacer creer al aspirante que su éxito depende exclusivamente de sí mismo.
Y no es así, cuando emprendes puedes controlar todo lo que ocurre en el entorno de tu empresa. Pero si dependes de un mercado, o tu trabajo se enfoca a dar servicios a ciertas empresas o necesitas de materia prima especifica para tu producto. Si algo va mal en ese mercado te afectará si o si. Por eso, tienes que emprender confiando, en un porcentaje más o menos elevado, en la suerte.
Si el mercado no cuadra, las empresas a las que das servicios entran en «concurso de acreedores» o la materia prima sube sus precios a niveles estratosféricos … estarás en un buen aprieto.
Según The Enterprise Corporation of Pittsburgh (Corporación de Empresas de Pittsburgh) estas adversidades se pueden evitar, si se tiene en cuenta que todas las ideas innovadoras, aunque funcionan en algunos casos, siempre representan un riesgo.
Basado en ello el experto Frederick J. Beste realizó un estudio en el que determinó las principales fallas, que algunas veces por inocencia o por falta de malicia, le ocurren a los hombres de negocios.
Convencido de que la gran mayoría de estas «trampas» se originan en planes viables y con sentido común, Beste creó una lista de algunos de los errores más frecuentes en el ámbito empresarial.
1. Socios «por mitades»
La idea de que son mejores y más equitativas las sociedades en las que los socios tienen la misma participación es revaluada, y por el contrario, se considera una trampa peligrosa que puede llevar a la quiebra.
Es el típico caso de tres amigos que deciden montar una empresa, dividiéndosela en partes iguales y otorgándose sueldos idénticos. Según Beste esa es una receta para el fracaso porque, primero la compañía carece de un líder, de alquien que sea un verdadero responsable; segundo, tarde o temprano aparece una diferencia de opinión irreconciliable; y tercero el que haya sido elegido como gerente, se considerará así mismo como un «poquito más que los demás», y en el caso de que la empresa tenga éxito, será el quien obtenga el reconocimiento del público.
La solución está en contratar a una persona que tome el control de la empresa y en quien los dueños puedan depositar su confianza.
2. El derroche
Una empresa que comienza con equipos y muebles elegantes, lo mejor en infraestructura y sueldos de gerencia elevados, está abocada hacia la quiebra. Esto es lo mismo que hacer una fiesta de graduación cuando hasta ahora se va en primer semestre. Los empresarios más exitosos han aprendido que la falta de liquidez puede ser la muerte, por eso son muy precavidos a la hora de gastar el dinero y van aumentando sus costos a medida que la empresa va progresando.
3. Los precios inadecuados
Una empresa comienza mal cuando su premisa de ventas consiste en ofrecer precios más bajos que los de la competencia. Eso es tan ilógico como esperar que un país pequeño se enfrente a una superpotencia. Lo mejor es fijar los precios de acuerdo con el mercado.
4. Capital Insuficiente
Es el caso de aquellos empresarios que piensan que se puede comenzar un negocio con un capital por debajo de lo necesario, confiándose en las futuras ganancias. La historia y las leyes de Murphy han demostrado que en 90% de los casos las ventas no alcanzan a presentar el margen de ganancia esperado. De ahí que sea recomendable empezar con más capital del que se cree se va a necesitar.
5. Falta de Foco
El recurso más valioso de una nueva empresa es el talento y hacer las cosas bien desde el principio es un enorme desafío. Por el contrario cuando se intenta realizar dos o tres actividades al mismo tiempo, se puede caer en la mediocridad o en algo peor. Lo adecuado es seleccionar bien las oportunidades antes de comenzar y concentrarse en el ambiente del mercado y la competencia.
6. No admitir los errores
Sicológicamente una de las trampas es pensar que «ya invertimos mucho en esto como para salirnos ahora». Por muchas razones (miedo, ego etc.) es difícil admitir que se cometió un error y no se toman las medidas correctivas a tiempo. Así que lo mejor es aceptar que se perdió una suma de dinero y buscar las razones que lo motivaron, para que no se vuelvan a repetir.
7. Confianza en el mejor cliente
Beste la califica como la trampa más dolorosa, porque golpea después de un largo período de éxito y se presenta cuando una compañía ha tenido muy buenas relaciones con un cliente, gracias al cual se han efectuado buenos negocios. De repente «el mejor» comprador deja de hacer la misma cantidad de pedidos o simplemente empieza a incumplir con sus pagos. Por eso es importantísimo reducir la dependencia en un sólo cliente.
8. Diversificar
Si no se conocen en el mercado, la tecnología, las intimidades de los compradores, las tendencias, las relaciones o la competencia, es mejor no meterse en un negocio.
9. Litigio emocional
El tiempo, el dinero y el esfuerzo que se emplean en los líos judiciales, muchas veces lleva a un desgaste emocional que no es compensado con nada. Por eso, antes de que los empresarios decidan meter su compañía en problemas judiciales, lo mejor es asesorarse de alguien que pueda decir si el litigio vale la pena.
10. El producto «Nunca listo» para el mercado
Los diseñadores y los ingenieros nunca muestran sus creaciones hasta que no consideran que están perfectas; esto es desproporcionado porque la tecnología siempre evoluciona y siempre hay una mejoría que se puede hacer. Así que cuando un empresario tenga un producto que represente una opción mejor a la de la competencia, no debe esperar a que sea perfecto: debe sacarlo al mercado.
11. Investigación de mercado inadecuada
Beste cree que sobre este tema se podría escribir todo un libro, ya que las fallas en la investigación de mercado son causas seguras del fracaso.
12. No hay razón para que el cliente cambie
Los mejores esfuerzos empresariales pueden surgir del desarrollo de una matriz de la competencia, que incluya las razones que motivan a la gente a la hora de comprar. Si al revisar dicha matriz, el empresario no encuentra ninguna razón para que los compradores se cambien a su producto, lo mejor es que no se meta en el negocio.
13. El descontrol del crecimiento
En muchas ocasiones se presentan elevados crecimientos en los volúmenes de ventas, lo cual es muy peligroso porque en cualquier momento se puede pasar del éxito a la bancarrota. Cuando esto ocurre, muchas cosas pueden salirse del control, como los créditos, la contatación del personal, el servicio delcliente, el control de calidad, etc. Si un empresario empieza a sentir que su compañía está funcionando tan bien que se le sale de sus manos, es aconsejable que dé un paso atrás y mire las cosas objetivamente, para así poder ajustarse a al nueva situación.
14. Apostar la casa
Contrario a lo que piensa, los grandes empresarios no tienen tendencia a tomar riesgos considerables. Ellos no temen a los riesgos que pueden controlar, pero nunca estarían dispuestos a apostar todo, incluso su casa, por un nuevo negocio. Es aterrador cómo algunas supuestas «buenas oportunidades» pueden rápidamente requerir una inversión de dinero que implique la realización de préstamos impagables.
«A medida que su negocio crezca, mantenga esta lista en mano. Aunque el instinto empresarial indica que se debe jugar a la ofensiva, la defensa también es importante. Si evita estos errores clásicos, podrá asegurar que habrá aumentado sus chances de ganar la partida» concluye Beste.
Beste es estadounidense, por eso, en este punto 14 nos advierte, que no apostemos tanto por el negocio como para perder la casa. Obviamente no sabe que, en España, si tu negocio va mal, perderás tu casa de todas formas. Los bancos o las administraciones se encargarán de ello… por lo tanto, si no lo tienes claro, no emprendas o lo pagarás con tu vida..